Quizá era una mañana como cualquier otra, pero no lo era. Ése día, era el Gran día, un día importante, pero no el más importante de mi vida.
La alarma sonó, desperté soñolienta y me metí a la ducha, porque para ser primavera, las temperaturas eran altas y las noches no eran menos calurosas.
Me había levantado temprano, pero no quería llegar temprano, así que tomé un libro, cual marca páginas estaba señalando los últimos capítulos... lo terminé de leer en cosa de nada, y me quedé con esa sensación de vacío que me invadía cada que acababa un libro o historia.
llegué casi media hora después de la hora indicada, pero es que nadie llegaba tan temprano, ¿O sí?
Ben estaba allí cuando mamá me dejó frente al teatro, mentiría si dijera que lo consideré mi mejor amigo, porque no éramos tan cercanos, pero confiaba en él.
Nada más llegar, me vi sorprendida por tanto movimiento en las bodegas y pasillos. No debí sorprenderme, después de todo era una puesta en escena. Ben hablaba emocionado de su personaje, ya que cantaría en vivo y bailaría.
-deberías haber elegido un papel para ti... -dijo lastimeramente.
- Estoy bien con eso, no me interesa actuar. - soné convencida.
-bien, entonces serás asistente - bromeó.
-sabes? creo que lo haré, nunca nombramos un asistente, pero viendo tanto movimiento será conveniente que alguien se encargue de los demás. - las palabras salieron de mi boca con un tono que hasta a mí misma me sorprendió
-bien, primera tarea, dale de comer a Sebastián. -Ben siempre me sacaba sonrisas, pero no una risa porque yo no solía reír mucho.
Entramos, y todo iba bien, en el transcurso de la mañana la pasamos armando, y colgando la escenografía, algunos se encargaban de los folletos, otros de los disfraces. Me sentía como una hormiga en su hormiguero; todos trabajadores y cooperadores.
Es como si el tiempo de ése día se me escapase de las manos, lo disfrutaba lo más que podía, pero como algún rico caramelo, se acabó cuando lo estaba saboreando, dejándome con un vestigio de su sabor y ganas de más. En este caso era la felicidad que me causaba el día. No quería que acabara, pero todo termina en algún momento, y lo único que podía hacer era disfrutarlo.
Las horas pasaron rápido, y de repente, con una brisa vino el rico y cálido olor de pizza, la tesorera, Mel, había mandado traer quince pizzas para toda la clase, y era una de las mejores de la ciudad.
Todos los que estábamos libres o terminando una tarea simple, fuimos a comer un pedazo o dos. Pero pronto tuve que dejar mi preciada rebanada, ya que me solicitaban como alma en desgracia.
A las tres de la tarde, una hora antes de la primera función, todos se preparaban ya, pero Kim, la protagonista, estaba en el camerino con cara de puchero y con la peluca pelirroja desenredada.
-hey Kim, ¿qué sucede?
- La peluca tiene el partido por en medio... no puedo salir así.
- y por eso la enredaste? -dije divertida. seguí al ver que no decía nada. -bien, si el partido lo tiene en medio, puedes girarla cuando te la pongas, así lo tendrás de lado. -se le iluminaron los ojos
-Gracias María -dijo emocionada, pero paró al mirar de nuevo la peluca. -pero está enredada.
-no te preocupes - le quité la peluca delicadamente, - tú vístete,
- sí, muchas gracias!
Vaya que la peluca estaba enredada. Pero no importó, en menos de quince minutos se veía como nueva, y Kim estaba con cara de frustración en el camerino de los chicos, donde estaba la maquillista, estaban pintando a las sirenas, y no pude evitar enfurecerme. Amablemente apremié a la maquillista explicándole que Kim salía primero que ellas, y que era más importante.
Cuando la estaban maquillando le hice una trenza francesa como pude, porque su cabello rubio era tan suave que hacía falta más que fuerza para mantenerlo en la trenza, y, en lo que terminábamos de preparar a Kim, ya estaba la gente entrando al teatro. apenas y terminamos a tiempo para la primera escena, pero Ben aún no estaba listo, así que apremiamos de nuevo a la maquillista, pero amablemente, pues podría haber dejado todo botado con la presión que tenía de pintar a veinte chicos.
Luego de acabar, puse mi botarga en un lugar de fácil acceso y me senté a esperar. Todo iba saliendo bien. Ricky se acercó cuando estaba suspirando. Ricky era el típico chico popular, pero a comparación de otras chicas, yo era el único bicho raro que no hacía fiesta cuando lo veía, me era realmente indiferente porque sabía que era solamente una mera fachada y no tenía que hacerle caso a algo que bien podría ser falso.
-Lo que hiciste por Kim fue... genial, lograste que estuviera lista cuando le dio un ataque de histeria. -sonreí - en serio... juro que no hubiera salido a tiempo ni para la primera escena.
-gracias -dije incómoda, el que fuéramos polos opuestos, era razón de mutua aversión
-bueno, creo que debiste haber elegido algún papel...
-y dejarles toda la carga?
- bueno, creo que aunque hubieras tenido un papel hubieras ayudado a Kim, Tara y Ben de todas formas. Después de todo no eres egoísta.
me quedé pensando. ¿yo no soy egoísta? bueno, me pilló por sorpresa, yo me miraba a mi misma como una persona más, capaz de ser la mejor y peor persona al mismo tiempo.
Ricky se paró rápido, y se fue, pues le tocaba una escena.
Luego de la primera función todos ya estaban exhaustos, exitados, felices y muy contentos. Había salido genial, en especial la actuación de Fernando... fue de las mejores de nuestra obra. (era el cocinero)
Quizá debí haber elegido un papel, pero no soy egoísta, y no es como si lo interpretara mejor que Pau...
Tuvimos un rato de descanso, y decidí salir por la parte de atrás del teatro, mirando la porción de parque que tenía detrás. y me senté en un tronco grueso y seco, de espaldas al teatro. Apenas y me di cuenta de que Ricky se sentaba a mi lado.
-hey... lo hemos hecho genial, ¿no crees?
-sí... -suspiré - no quiero que hoy acabe.
se echó a reír, y dijo- el día de hoy no acabará hasta que llegue mañana, además vamos a ir a casa de Pau, todos iremos, ¿irás? Me dijeron que hasta el Gran Tritón irá, incluso el pececillo más insignificante. -dijo bromeando.
-bien, creo que iré, pero es probable que me aburra.
-oh, no te aburrirás.
Después de la segunda función, durante una hora recogimos todo lo que llevábamos para la puesta en escena, una camioneta se fue llevando las cosas grandes, y cada quien llevaba a su vehículo su vestuario y utileria personal. Yo no tardé mucho, como no llevaba coche, cargué todo en el porta equipaje de la camioneta de mamá y los despedí. Me habían dado el permiso para estar hasta la una con el grupo, porque era domingo, y, al día siguiente teníamos que ir al colegio, para el primer examen final del año.
Aún no sabía con quien me iría, porque los que se habían pintado la cara, excepto Pau, decidieron ir a casa a darse una ducha para quitarse las pinturas de aceite que tanto se les habían prendido a la piel de sus caras. Por suerte, yo me lo quité fácilmente, ya que solo me había pintado la cara ligeramente de rosa, porque mi botarga era de un pez rosa.
Ricky apareció, con unas llaves de auto en la mano.
-¿No tienes quien te lleve? -dijo socarronamente
- ¿No tienes a quien llevar? - contraataqué
-hey, no me trates así, y no, no hay pasajeros, al parecer todos se irán con el gran tiburón de Pato
-umm...
- Ven, te llevo.
-bien...
Me llevó a un coche rojo, pero no era rojo ferrari, si no un rojo infierno. Con asientos de piel negros. El viaje era largo, porque teníamos que salir del parque que rodeaba al teatro, por lo que el viaje duró más de lo que me hubiera gustado. Antes de llegar se detuvo.
Yo me puse incómoda, no sabía bien de qué iba, y la verdad no quería saberlo.
Suspiró, y me dijo
-María... quizá esté esto de cabeza, pero... ME GUSTAS
me quedé sorprendida y negué con la cabeza.
- pero... solo es eso ¿no? -dije confundida..
-No.. ´-dijo tenso, se acercó y vi sus verdes ojos mirarme de una manera diferente en la que lo hacía normalmente. Su lenguaje corporal me decía lo que iba a hacer, y otra vez, solo que me quedé sorprendida, dejando que me plantara aquél beso... lleno de ternura y delicadeza, le respondí ligeramente, y sus labios entreabrieron los míos, puso una de sus manos en mi cuello y otra acariciando mi largo cabello. Yo, mientras tanto tenía una mano en su hombro derecho, y la otra intentaba acercarlo a mi.
Me sentía como si mi cuerpo hubiera tomado vida propia, y dejara la parte racional de mi ser en un rincón. Logré terminar el beso antes de que empezara a pasar sus manos por mi cuerpo, como me imaginaba que hacían siempre los chicos cuando se ponían calientes.
Se alejó, con una sonrisa, eufórico.
-Bien... supongo que me permites quererte, pensaba que seguirías como desde hace años, alejándote de todos.
- yo... lo hice para protegerme... no quería salir lastimada
-después de todo eres egoísta. Me hubiera gustado no ser yo quien te lo dijera pero, no puedes simplemente alejarte para protegerte, eso... puede lastimar a otros..
Ahora lo entendía.... él no me había fastidiado por años porque sólo le cayera mal, sino porque le gustaba.
-Pero gustarte y que me gustes no será suficiente.
-lo es... por ahora..
Se acercó de nuevo y me dio un tierno beso que despertó en mí mucho más que lo que habría esperado.
Tuvimos un rato de descanso, y decidí salir por la parte de atrás del teatro, mirando la porción de parque que tenía detrás. y me senté en un tronco grueso y seco, de espaldas al teatro. Apenas y me di cuenta de que Ricky se sentaba a mi lado.
-hey... lo hemos hecho genial, ¿no crees?
-sí... -suspiré - no quiero que hoy acabe.
se echó a reír, y dijo- el día de hoy no acabará hasta que llegue mañana, además vamos a ir a casa de Pau, todos iremos, ¿irás? Me dijeron que hasta el Gran Tritón irá, incluso el pececillo más insignificante. -dijo bromeando.
-bien, creo que iré, pero es probable que me aburra.
-oh, no te aburrirás.
Después de la segunda función, durante una hora recogimos todo lo que llevábamos para la puesta en escena, una camioneta se fue llevando las cosas grandes, y cada quien llevaba a su vehículo su vestuario y utileria personal. Yo no tardé mucho, como no llevaba coche, cargué todo en el porta equipaje de la camioneta de mamá y los despedí. Me habían dado el permiso para estar hasta la una con el grupo, porque era domingo, y, al día siguiente teníamos que ir al colegio, para el primer examen final del año.
Aún no sabía con quien me iría, porque los que se habían pintado la cara, excepto Pau, decidieron ir a casa a darse una ducha para quitarse las pinturas de aceite que tanto se les habían prendido a la piel de sus caras. Por suerte, yo me lo quité fácilmente, ya que solo me había pintado la cara ligeramente de rosa, porque mi botarga era de un pez rosa.
Ricky apareció, con unas llaves de auto en la mano.
-¿No tienes quien te lleve? -dijo socarronamente
- ¿No tienes a quien llevar? - contraataqué
-hey, no me trates así, y no, no hay pasajeros, al parecer todos se irán con el gran tiburón de Pato
-umm...
- Ven, te llevo.
-bien...
Me llevó a un coche rojo, pero no era rojo ferrari, si no un rojo infierno. Con asientos de piel negros. El viaje era largo, porque teníamos que salir del parque que rodeaba al teatro, por lo que el viaje duró más de lo que me hubiera gustado. Antes de llegar se detuvo.
Yo me puse incómoda, no sabía bien de qué iba, y la verdad no quería saberlo.
Suspiró, y me dijo
-María... quizá esté esto de cabeza, pero... ME GUSTAS
me quedé sorprendida y negué con la cabeza.
- pero... solo es eso ¿no? -dije confundida..
-No.. ´-dijo tenso, se acercó y vi sus verdes ojos mirarme de una manera diferente en la que lo hacía normalmente. Su lenguaje corporal me decía lo que iba a hacer, y otra vez, solo que me quedé sorprendida, dejando que me plantara aquél beso... lleno de ternura y delicadeza, le respondí ligeramente, y sus labios entreabrieron los míos, puso una de sus manos en mi cuello y otra acariciando mi largo cabello. Yo, mientras tanto tenía una mano en su hombro derecho, y la otra intentaba acercarlo a mi.
Me sentía como si mi cuerpo hubiera tomado vida propia, y dejara la parte racional de mi ser en un rincón. Logré terminar el beso antes de que empezara a pasar sus manos por mi cuerpo, como me imaginaba que hacían siempre los chicos cuando se ponían calientes.
Se alejó, con una sonrisa, eufórico.
-Bien... supongo que me permites quererte, pensaba que seguirías como desde hace años, alejándote de todos.
- yo... lo hice para protegerme... no quería salir lastimada
-después de todo eres egoísta. Me hubiera gustado no ser yo quien te lo dijera pero, no puedes simplemente alejarte para protegerte, eso... puede lastimar a otros..
Ahora lo entendía.... él no me había fastidiado por años porque sólo le cayera mal, sino porque le gustaba.
-Pero gustarte y que me gustes no será suficiente.
-lo es... por ahora..
Se acercó de nuevo y me dio un tierno beso que despertó en mí mucho más que lo que habría esperado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario